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Salmos 71. Una vejez Agradable


 La vejes es una etapa normal y natural en las personas.

En la travesía de la vida, la etapa dorada de la vejez emerge como un capítulo especial que merece ser vivido con plenitud y alegría. 

Asegurar una vejez sana y feliz se convierte en un objetivo fundamental para todos aquellos que desean disfrutar de cada momento, cultivando no solo la longevidad, sino también la calidad de vida. 

Con los hábitos adecuados y las herramientas correctas, el proceso de envejecimiento puede ser saludable y agradable. Por eso, es importante que le pidamos a Jesucristo que nos de la sabiduría necesaria para asegurar una vejez plena, saludable y feliz, ya sea para nosotros mismo o para nuestros seres queridos.

La vejez debe ser un proyecto contemplado en nuestra vida, así como planificamos a largo plazo inversiones económicas, paseos, fiestas de nacimiento o cumpleaños de esta misma forma y con mayor responsabilidad deberíamos planificar nuestra vejez.

Cuando estamos jóvenes y llenos de fuerza deberíamos planificar el como queremos vernos, sentirnos y vivir nuestra ancianidad.

Como tener una vejez Agradable.

1. Pidiendo a Dios que sea el quien esté con nosotros en nuestra vejez. 71: 9 “No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.” El acompañamiento de nuestra familia es importante en nuestro proceso de vejez, pero el acompañamiento de Jesucristo es mucho más importante.

·         1.1. Que Jesucristo y las demás personas permanezcan con nosotros en nuestra vejes depende de cada uno de nosotros, debemos mantener una actitud agradable.

·         1.2. Deberíamos pensar en si con esa actitud desagradable que tenemos los demás estarían felices de acompañarnos en nuestra vejez.  

2. Buscando a Dios desde la Juventud. 71: 17 “Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud,
Y hasta ahora he manifestado tus maravillas
.” si tú no tuviste la bendición de conocer a Cristo desde joven no te preocupes, con Jesucristo todos tenemos la oportunidad de ser hechos nuevos. 2 corintios 5: 17 “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

3. Busca un propósito para tu vida. La inactividad es lo que deteriora la vejez de una persona. Y si ese propósito tiene que ver con servir a Jesucristo mucho mejor todavía. V 18 “Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad,
Y tu potencia a todos los que han de venir
,

·         3.1. Muchas personas cuando estaban activas en su vida laboral gozaban de muy buena salud. Pero en el momento en que se jubilaron de su trabajo y cayeron en la inactividad empezaron con las enfermedades físicas y mentales. Depresión, angustia y soledad.

4. Cree que Jesucristo le puede dar vida a nuestros años. V 20 -21 “Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, Volverás a darme vida, Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. 71:21 Aumentarás mi grandeza, Y volverás a consolarme.” Recuerda la frase que dice: no le quites años a tu vida, dales vida a tus años.

5. Siendo agradecidos con Dios y con las personas que han estado siempre con nosotros. Valora el esfuerzo o el trabajo de los demás. V 22 “Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, Oh Dios mío; tu verdad cantaré a ti en el arpa, Oh Santo de Israel.” El agradecimiento por los buenos años que pasamos con los demás hace que podamos disfrutar de un buen presente en nuestra ancianidad.

6. Creyendo que Cristo renueva nuestro ser interior. 2 corintios 4: 16 “Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.” Siéntete satisfecho con la edad que tienes.

·         6.1. La falta de aceptación a nuestro nuevo estado físico hace que no lo aceptemos y vivamos insatisfechos e infelices.

Cualquier etapa de nuestra vida, sea niñes, adolescencia, juventud y vejes son maravillosos si nos disponemos a disfrutarlos con Jesucristo y nuestros seres queridos. Renuncia a toda amargura de tu corazón y deja que Jesucristo te llene de su Paz.

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